Friday, April 16, 2010

voy a...

voy a...

dejar el mundo, el mundo y su verdad y su mentira, voy a mentir yo
mismo contra el mundo, voy a hacer gloria y paz en cada verso, en cada
verso miedo, en cada miedo lujo, voy a hacer miedo y paz y verbo vivo
niños de amor y libertad y ven conmigo, y voy a dejar esto, voy a
apagar la luz, ya me he cansado, no quiero ya ni amor ni hacer más
versos, quiero el verbo tranquilo, quiero dejar de amar, dejar de ser,
dejar de respirar, quiero dejar el mundo con su gloria y su escasa
condición, mundo vacío, mundo sin piel ni carne, mundo que no he
llenado, mundo en que no soy yo


Santiago Tena, de su blog Amor

Extraño

En esta habitación
no hay gorriones
en las ventanas
comiéndose las migas.

A esta habitación

sólo llegan

los cuervos.


Javier Das, Un año hablando solo (Inédito)

Inicios

Y yo leo. Normalmente, sin errores, y tan rápido como me lo pida.
Dejando de lado este orgullo de abuelo, mi enfermedad de la lectura me traerá sobre todo reproches y desprecio:
“No hace nada. Se pasa el día leyendo”.
“No sabe hacer nada más”.
“Es la tarea más pasiva de todas”.
“Perezosa”.
Y, sobre todo, “Lee en vez de…”
¿En vez de qué?
“Hay miles de cosas más útiles, ¿no?”
Incluso ahora, por la mañana, cuando la casa se vacía y todos mis vecinos se van a trabajar, tengo un poco de cargo de conciencia por instalarme en la mesa de la cocina a leer los diarios durante horas en vez de… fregar los platos del día anterior, ir de compras, lavar y planchar la ropa, hacer mermeladas o pasteles…
Y, ¡sobre todo!, en vez de escribir.


Agota Kristof, La analfabeta
Powered By Blogger