Saturday, October 24, 2009

Las ofensas de los enchufados

Es curioso cómo la crítica a las redes sociales y a las interfaces del ciberespacio despierta tanta animadversión; pareciera que la gente se siente agraviada cuando se señala su forma de perder el tiempo. Con un afán de provocación, he escrito alguna vez en contra del Twitter (aquí mismo), y no he dejado pasar la oportunidad de lanzar alguna frase pretendidamente mordaz cuando mis amigos hacen notar su pasión por el Facebook, una baja pasión a la que suelen dedicar horas y horas. La mayoría de las veces se ofenden porque les parece que me estoy metiendo con su forma de emplear el tiempo, y entonces me llaman airadamente “moralista”, quizá creyendo que la palabra misma es insultante. Desde luego mi crítica tiene un componente "moral", pero no veo que eso sea reprobable per se, como si todo juicio moral fuera moralino. El ocio, la discusión de qué hacer con el tiempo libre, siempre ha tenido un trasfondo moral que es fácil percibir en la raíz del "leisure" inglés, que proviene de "licere": lo que es lícito hacer. Toda la columna de "The Idler", del Dr. Johnson (por cierto, un gran moralista), parte de esta preocupación de qué hacer con el tiempo libre, pues según él estamos muy poco preparados para no trabajar.


Como la televisión, como cualquier medio, todo depende de cómo se usa, y es verdad que Twitter y Facebook, al igual que el papel impreso, se utilizan para una gran variedad de cosas. Pero eso no cancela la posibilidad de criticar lo que allí abunda. Habrá siempre la oportunidad de “pescar” lo que valga la pena, de darle la vuelta, de sacarle jugo —como a la televisión—, pero es legítimo lamentarse de la mala calidad de la programación general, sobre todo después de un maratón de zappeo sin encontrar nada o muy poco, que lo único que nos ha dejado es la esclerosis del dedo pulgar. Por supuesto una crítica así se basa en una generalización, pero ¿cómo podríamos hablar sin generalizaciones? También se puede comentar, no sé, la decadencia del cine, a pesar de que haya por allí películas valiosas, que uno debe aprender a rastrear en medio de una cartelera escalofriante.

No se sabe si Twitter será sólo una moda pasajera o no, pero hasta ahora sus mismos inventores están desesperados buscando cuál pueda ser su utilidad. Se ha visto —los propios desarrolladores lo han visto— que la gente se inscribe a Twitter, lo usa unas semanas y luego lo abandona. Tal vez porque no es la gran cosa, tal vez por su iridiscente banalidad. Si estadísticamente se publica en él menos bazofia que en los libros de filosofía o en la prensa, eso es una cuestión empírica que habría que establecer, pero la cuestión importante es que también la prensa y los libros de filosofía ameritan una buena crítica por los bodrios que publican en avalancha.

En última instancia, cada quien elige sus juguetes (tecnológicos o no), y cada quien pierde su tiempo como puede y quiere. (Yo, por ejemplo, confieso que puedo perder horas jugando ajedrez o viendo despaciosos partidos de beisbol, pasatiempos que a otros les parecerán indignos, mediocres, cuestionables, demodé.) Pero no veo por qué el intento de hacer una lectura de esos juguetes, de las prácticas que fomentan, de las nuevas formas de sociabilidad que pregonan, sea desencaminada o reprobable, o por qué haya de inscribirse en una corriente de bucolismo anarquizante (con algo de nostalgia rupestre a la Walden) por lo visto tan insufrible y ofensiva.

En todo caso, una crítica de esta naturaleza es sólo la contraparte o contramarea al entusiasmo bobalicón que rodea a las interfaces del siglo XXI, a esa defensa a ultranza que hacen quienes a duras penas pueden desenchufarse y entonces les hierve la sangre cuando alguien disiente o toma distancia y les pregunta: ¿pero de verdad esos twitters y facebooks valen tanto la pena?


Del blog de Luigi Amara

Saturday, October 17, 2009

El peso en gramos de la culpa



Las hormigas pueden arrastrar 30 veces su propio peso, los hombres 30 veces su culpa.

Oscar Sipán.

Leido Del Blog "Escrito en el viento" by José Angel Barrueco

Visita

La heroína es tan dulce como hacer el amor,
decía ella en otro tiempo.

Los médicos dicen que no ha ido a peor,
día va y día viene, y que nos lo tomemos con calma.
Hace un mes que no ha vuelto a despertar,
desde la última operación.

Y sin embargo seguimos visitándola todos los días
en el sexto box de la unidad de cuidados intensivos.
Al entrar, el enfermo de la cama de enfrente lloraba,
no ha venido nadie a visitarme, le decía a la enfermera.

Hace un mes que no oímos la voz de mi hermana.
No veo como antes toda la vida por delante,
nos decía,
no quiero promesas, no quiero disculpas,
tan sólo un gesto de amor.

Ahora sólo le hablamos mi madre y yo.
Mi hermano, antes, no decía gran cosa;
ahora ni siquiera viene.
Mi padre se queda en la puerta, callado.

No duermo por las noches, nos decía mi hermana,
tengo miedo a dormirme, miedo a las pesadillas.
Las agujas me hacen daño y tengo frío,
el suero me enfría las venas.

Si pudiera huir de este cuerpo podrido.

Mientras tanto dame la mano, decía,
no quiero promesas, no quiero disculpas,
tan sólo un gesto de amor.


Kirmen Uribe, de Mientras tanto, dame la mano

Sunday, October 11, 2009

El orden de los factores

No se vale –de veras que no–

...El ascenso de precios del invierno de 1998-1999 al verano de 2008 inhibió esa posibilidad de que la sociedad reflexionara y decidiera cuáles deberían ser los mecanismos para sustituir esos ingresos petroleros fiscales e, incluso, se fortalecieran aún más unas finanzas públicas sobre las que, indudablemente, debe descansar el impulso al fortalecimiento de la infraestructura para luchar más por la riqueza y bienestar de las personas, las familias, las comunidades, la sociedad y la nación, y menos –según lo ha aclarado León Bendesky con agudeza– para combatir la pobreza.


Esta reflexión es absolutamente pertinente, para no caer en la renovada demagogia oficial, según la cual todos somos irresponsables, para decir lo menos, cuando nos negamos al nuevo impuesto de 2 por ciento al consumo y exigimos servicios públicos de calidad, fortalecimiento de la infraestructura, aliento a la competitividad, impulso al empleo.

No se vale –de veras que no– andar gritando a voz en cuello (por cierto, ¿se ha fijado que el jefe del Ejecutivo habla cada día en un tono más alto, a veces casi gritando?) que hay que ayudar a los pobres, cuando en los hechos se ha mostrado una secular incompetencia para cambiar a fondo la base fiscal de nuestra economía, a costa del dispendio –no se le puede llamar de otra manera– de un recurso natural no renovable y finito. Antes de necesitar solidaridad u oportunidades, los pobres en realidad todos-necesitamos empleo. Y para ello educación. Aquí sí –de veras– el orden de los factores altera radicalmente el producto. Sin duda.


José Antonio Rojas Nieto

Articulo publicado hoy 11 de oct por mi ex-profesor de Economia Politica en la Facultad de Economia en CU

Articulo completo.

Thursday, October 8, 2009

Las vestiduras

Ada Menéndez - Abierta de piernas

Las vestiduras

Quítate el pantalón
fuera camisas y abalorios
lanza los zapatos
olvida el pañuelo
desabrocha todos los botones
rompe donde haya que romper

Vayamos a la sombra
pero deja una luz prendida
quiero verte
descubrir el dormitorio de tus cicatrices
no perder de vista las manos entre mis piernas
entre las tuyas

Apóyate sobre mi sexo
úsalo como embudo
dilúyetey sobre todo
cuando marches
recuerda quién te desvistió
sin quejarse por tanta ropa

Más información aquí.

Del blog de Javier Belinchón

Sunday, October 4, 2009

Bovarismo


Cada vez me pesa más el estar sumido en la impotencia al ver como nuestra sociedad se ve corrompida por actos rapaces que no hacen más que sumir a la propia sociedad en una inconsciencia nefasta.

Siempre viendo miseria, siempre viendo desigualdad, que merecida o no, se recrudece para los afectados sin opcion de escape.

¿Crees qué deba secuestrar un avion?

Néstor CH. R.


Se entiende por bovarismo el estado de insatisfacción crónica de una persona, producido por el contraste entre sus ilusiones y aspiraciones (a menudo desproporcionadas respecto a sus propias posibilidades) y la realidad, que suele frustrarlas.

Es una de esas enfermedades que (curiosamente), debería propagarse para fortalecer al hombre y salvaguardar la especie. 


Drug











Thursday, October 1, 2009

Espero curarme de ti

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.


Jaime Sabines
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