Saturday, September 25, 2010

“The Bob Dylan documentary Don’t Look Back was such a touchstone for both Richard and Walter that Patty eventually rented it and watched it with Walter, one night when the kids were little, so that she could see the famous scene in which Dylan outshone and humiliated the singer Donovan at a party for cool people in London, purely for the pleasure of being an asshole. Though Walter felt sorry for Donovan—and, what’s more, felt bad about himself for not wanting to be more like Dylan and less like Donovan—Patty found the scene thrilling. The breathtaking nakedness of Dylan’s competitiveness! Her feeling was: Let’s face it, victory is very sweet.”

Jonathan Franzen, Freedom.

Beach Fossils, Golden Age

Los escritores hacen sus creaciones a partir de sus propios dolores espantosos y de su propia sangre y de sus tripas y de sus revueltos pensamientos. Cuanto más en contacto están con lo que tienen dentro, mejores escritores son. Si te gusta un escritor, lee sus libros, los libros no son puro sufrimiento; si quieres publicar/ayudar al escritor, hazlo como si fuese un negocio cualquiera, no pretendas meterte en la vida personal del escritor creyendo que si te gustan sus libros también te gustará el escritor. La vida personal del escritor es horrible y solitaria. Los escritores son raros de modo que lo mejor es que te alejes de ellos. Yo vivo en el dolor, pero un día, dijo Hawthorne, seré feliz aunque ya no esté vivo.

The National, Runaway

Antes que nada, no hay que confundir estar muerto con no estar, condición ésta que ocupa el extenso período de tiempo anterior al nacimiento. En apariencia, este período es simétrico con el otro igualmente extenso que sigue a la muerte, pero en realidad, antes del nacimiento somos parte de las infinitas posibilidades que podrán o no realizarse, mientras que después de muertos no podemos realizarnos ni en el pasado, al que pertenecemos por completo pero sobre el que ya no influimos, ni en el futuro que, aunque hayamos influido en él, nos está vedado.
ITALO CALVINO

by thischarmingman1981

Nuestro calendario está poblado de fiestas. Ciertos días, lo mismo en los lugarejos más apartados que en las grandes ciudades, el país entero reza, grita, come, se emborracha y mata en honor de la Virgen de Guadalupe o del General Zaragoza. Cada año, el 15 de septiembre a las once de la noche, en todas las plazas de México celebramos la Fiesta del Grito; y una multitud enardecida efectivamente grita por espacio de una hora, quizá para callar mejor el resto del año. Durante los días que preceden y suceden al 12 de diciembre, el tiempo suspende su carrera, hace un alto y en lugar de empujarnos hacia un mañana siempre inalcanzable y mentiroso, nos ofrece un presente redondo y perfecto, de danza y juerga, de comunión y comilona con lo más antiguo y secreto de México. El tiempo deja de ser sucesión y vuelve a ser lo que fue, y es, originariamente: un presente en donde pasado y futuro al fin se reconcilian.

Octavio Paz

by thischarmingman1981

Jimi Hendrix, Little Wing

Thursday, September 16, 2010

The XX, Heart skipped a beat

“Bajo sus restos negros dormita la verdad que levantó las obras: el
hombre sólo es hombre entre los hombres.”

-Octavio Paz-

Christopher Johnson McCandless, 1968 - 1992

England

¡Oh, hombre! ¡Presta atención!
¿Qué dice la profunda medianoche?
«Yo dormía, yo dormía,
De un profundo soñar me he despertado:
El mundo es profundo,
Y más profundo de lo que el día ha pensado.
Profundo es su dolor.
El placer es más profundo aún que el sufrimiento:
El dolor dice: ¡Pasa!
¡Mas todo placer quiere eternidad,
¡Quiere profunda, profunda eternidad!»

Friedrich Nietzsche

by thischarmingman1981
Cuando la vida amorosa se acaba, toda la vida se vuelve un poco convencional y forzada. Se mantienen la forma humana, el comportamiento habitual, una especie de estructura; pero, como suele decirse, uno ya no hace nada de corazón. Cuando uno ha renunciado a la vida, sólo subsisten los contactos con los comerciantes. En mi caso, se limitan a unas palabras en inglés. No hablo tailandés, cosa que crea a mi alrededor una barrera asfixiante y triste. Lo más probable es que jamás llegue a comprender Asia, pero eso no tiene mucha importancia. Se puede vivir en el mundo sin comprenderlo, basta con que te proporcione alimentos, caricias y amor. En Pattaya los alimentos y las caricias son baratos, según los criterios occidentales e incluso los asiáticos. Del amor me cuesta hablar. Es un fenómeno misterioso. Entraña la dicha, la sencillez y la alegría; pero sigo sin saber por qué o cómo se produce. Y si no he entendido el amor, ¿de qué me serviría entender todo lo demás?
MICHEL HOUELLEBECQ, PLATAFORMA

Chaplin, The Kid

by thischarmingman1981

El número de Sexo de Granta

Wednesday, September 15, 2010

El Bicentenario más triste de América

México celebra hoy el Bicentenario de su Independencia haciéndose una pregunta: ¿hay algo que celebrar? Doscientos años después de que, en el pueblo de Dolores, el cura Hidalgo lanzara su grito de rebelión contra el mal gobierno, este país de 108 millones de habitantes -de los que el 49% sigue sumido en la pobreza- se dispone a vivir una celebración marcada por la violencia extrema de los carteles de la droga. Tan es así que las autoridades de las plazas más peligrosas han suspendido los festejos y pedido a la población que celebre en familia y ante el televisor, por temor a que -como sucediera hace dos años en Morelia- el crimen organizado se ampare en la multitud para hacer de las suyas. Si a ello se le suma la crisis económica, la desigualdad endémica y una generación de políticos más ocupada en sus guerras intestinas que en consensuar de una vez un modelo de país, el panorama no es muy halagador. Como explica el historiador Enrique Krauze, México afronta el Bicentenario sumido en una "depresión crónica".

Basta darse una vuelta por los periódicos del día para constatar que no faltan motivos para tal depresión. No se tienen noticias del jefe Diego, uno de los políticos más influyentes del país y al que una banda de secuestradores se llevó hace ya cuatro meses ante el silencio y la indiferencia general. Tampoco se sabe nada de los asesinos del candidato a gobernador de Tamaulipas, el Estado norteño que ya es símbolo del horror y el desgobierno. Las preguntas sin respuesta se agolpan en las mesas de una policía corrupta y de unos jueces incompetentes que, según las últimas cifras, solo son capaces de resolver el 5% de los delitos cometidos. ¿Por qué mataron a los 72 migrantes centroamericanos? ¿Dónde está el casi centenar de reclusos que se escapó del penal utilizando simplemente una escalera? Las fotografías de decapitados ya no sorprenden a nadie ni tampoco, por desgracia, que los militares yerren el tiro otra vez más y maten a una familia a la que confundieron con un grupo de sicarios...

Este rosario diario de noticias llevó hace unos días a la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, a comparar México con la Colombia de hace 20 años, desatando el malestar del Gobierno de Felipe Calderón. Su nuevo portavoz para asuntos de Seguridad, Alejandro Poiré, le contestó: "No estamos de acuerdo con lo que dice la señora Clinton, pero sí tiene razón en una cosa: la situación de Colombia y la de México están provocadas por la enorme demanda de droga de EE UU". La ingeniosa respuesta refleja el hartazgo del Gobierno mexicano ante las recurrentes acusaciones de Estado fallido procedentes de los vecinos del Norte. Calderón y su equipo, auxiliados convenientemente por sus intelectuales de cabecera, adjudican a la prensa -y sobre todo a la extranjera- la responsabilidad de la mala imagen del país. El argumento viene a ser este: "Solo resaltan lo malo de México. Hablan de los Estados donde reina la violencia, pero no de los que viven en paz. Hablan de los 40 millones de pobres, pero no de los 60 que no lo son...".

Y, hasta cierto punto, tienen razón. México, a pesar de todo, sigue siendo un país vibrante, de gente amable y emprendedora, donde las empresas privadas funcionan y sus muchas y muy brillantes Universidades siguen manteniendo encendida la luz de la esperanza. Sus ciudadanos -aunque cada vez más sumidos en la depresión a la que se refiere Enrique Krauze- nacieron sabiendo que poco pueden esperar de su clase política y, generación tras generación, renuevan tal convencimiento. Aun así, y cuando llega el caso, demuestran su civismo a prueba de terremotos (1985) o de epidemias de gripe (2009). Por eso, tal vez la pregunta que circula estos días por los medios y la calle -¿hay algo que celebrar?- no tenga a fin de cuentas demasiado sentido. Lo explica Covadonga Meseguer, profesora del CIDE (Centro de Investigación y Docencia Económicas): "La pregunta no es la correcta, como tampoco lo es la respuesta implícita de que no es legítimo hacerlo con muertos a diario. La pregunta correcta sería: ¿por qué no celebrarlo? O... ¿qué se ganaría con no celebrarlo? Tendríamos que ver incluso si la no celebración no sería una concesión a quienes están alterando la vida del país. Creo que hay un momento para la celebración y otro para la reflexión sobre lo que está pasando...".

Así pues, México -como cada mediados de septiembre- se ha llenado de banderas tricolores y de gente que, como tan bien explicó Octavio Paz en El laberinto de la soledad, utiliza la fiesta para evadirse de una realidad casi siempre mejorable. Tal vez la mejor contestación a la duda sobre si celebrar o no el Bicentenario se acerque a la que, hace unos días, un taxista de la Ciudad de México le ofreció a este corresponsal cuando le preguntó si al día siguiente abrirían los bancos. Haciendo uso de una habilidad muy mexicana para decir una cosa y su contraria, respondió: "Pues yo creo que sí, pero probablemente no".

PABLO ORDAZ

Wednesday, September 1, 2010

Ser íntegro es una putada. En serio. Mentir puede traerte complicaciones, pero si lo que de verdad quieres es terminar hundido en la mierda, basta con decir siempre la verdad y nada más que la verdad.


David Mitchell, Escritos fantasma
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